• Planta herbácea perenne, rizomatosa, de porte erguido y aspecto exótico, muy valorada por la textura aterciopelada y los vivos colores de sus flores.

• Altura adulta: entre 0,3 y 1,5 metros según la especie o variedad (las más comunes son Anigozanthos flavidus, A. manglesii y sus híbridos ornamentales).

• Hojas basales, largas y estrechas, de color verde o grisáceo, dispuestas en forma de abanico; recuerdan a las del lirio o las gramíneas.

• Floración prolongada desde primavera hasta otoño; inflorescencias erectas con flores tubulares cubiertas de una fina pubescencia que les da un aspecto “de terciopelo”; colores variables: rojo, amarillo, verde, naranja o rosado.

• Fruto: cápsula alargada con pequeñas semillas negras; sin interés ornamental.

• Prefiere climas templados a cálidos, con inviernos suaves y veranos secos; sensible a las heladas intensas.

• Suelo suelto, arenoso y bien drenado; No toleraré el encharcamiento.

• Requiere riego moderado: frecuente en verano y escaso en invierno; dejar secar ligeramente el sustrato entre riegos.

• Muy resistente a la sequía y al calor una vez establecido; ideal para jardines de bajo mantenimiento y estilo mediterráneo o xerófilo.

• Conviene eliminar las flores marchitas y podar la planta después de la floración para estimular nuevos brotes.

• Usos: ornamental por su floración llamativa y duradera, tanto en jardín como en macetas o flor cortada; muy empleada en jardinería moderna y paisajismo contemporáneo.

Nota: Al ser un producto vivo, puede variar en tamaño, densidad y abundancia de flores según la temporada y condiciones de cultivo.